En profundidad

Bienvenidas al neo-sindicalismo de plataforma. Kellys, Jornaleras, Manteros, riders de Mensakas e inquilinos organizados dibujan el camino

09/enero/2024 por Joan Cabot, Xesca Sastre, Olivier Schulbaum
Sticker de Jean-Louis Vidière Ésèpe para Wilder Journal
Joan B. Cabot

Joan B. Cabot

Experto en comunicación

Especialista en comunicación. Creo que todo acto comunicativo tiene una intención y me gusta tomar consciencia de ello para conseguir explicar cómo cada proyecto de impacto social, por pequeño que sea, puede mejorar la vida de muchas personas.

Xesca Sastre

Xesca Sastre

Comunicación digital

Especializada en comunicación digital, nuevas narrativas, cultura digital y ecofeminismo, Xesca reivindica un tipo de comunicación accesible y no-elitista, considerando que aquello que es elitista no puede ser democrático.

Olivier Schulbaum

Olivier Schulbaum

Co-fundador de la Fundación Platoniq

Emprendedor Social, fundador de la plataforma de financiacíon colaborativa ética Goteo. Trabajo como consultor en numerosas organizaciones nacionales y extranjeras aplicando mis conocimientos y amplia experiencia en diseño y desarrollo de metodologías ágiles y herramientas open source para la innovación social digital. Desde el 2001 llevo a cabo acciones y proyectos en los que los usos sociales de las Tecnologías de la Información y la Comunicación y el trabajo en red son aplicados al fomento de la comunicación, la autoformación y la organización ciudadana. Miembro del Patronato de la fundación Ciudadana Civio.

En Platoniq interpreto las necesidades de nuestros socios teniendo en cuenta los nuevos retos sociales, las oportunidades y los paradigmas tecnológicos. Llevo a cabo proyectos desde 2001, en los que se aplican los usos sociales de las TIC y las redes distribuidas para mejorar la comunicación, la autoformación, el emprendimiento social y la organización ciudadana. Mis trabajos con Platoniq se han presentado en congresos de innovación y festivales de cultura digital y se han puesto en marcha en organizaciones como la cooperativa vasca Mondragón y en varios espacios educativos de Europa, Asia y América Latina.

Hypothesis

Bienvenidas al neo-sindicalismo de plataforma. Sí, ha resurgido de sus cenizas la palabra sindicato. También nuevas formas de sindicalismo. Las más relevantes nacidas de procesos de formalización a través de campañas de crowdfunding cívico: sindicato de vendedores ambulantes, sindicato de trabajadoras de la hostelería, sindicato de inquilinos, sindicato de enfermeras, sindicato de cuidadoras. A estas nuevas formas de organización social se les ha llamado sindicalismo de plataforma, como respuesta a las plataformas corporativas de la economía digital.

Bienvenidas al Neo-Sindicalismo de Plataforma

  • ¿Por qué llamarlo sindicato cuando se podría hablar de plataformas ciudadanas cooperativas?
  • ¿Cómo pueden organizarse quienes quedan excluidas del ámbito laboral?
  • ¿Podríamos llevar el Neo-Sindicalismo a la democracia deliberativa?

La precariedad laboral en España es una preocupación creciente en los últimos años debido a la liberalización del despido, la descentralización de la negociación colectiva y el debilitamiento de la representación política durante la recesión económica que han empeorado las condiciones de muchas trabajadoras, especialmente para aquellas con contratos temporales o sin protección sindical. A su vez, fuera del ámbito laboral surgen nuevas formas de resistencia por parte de aquellas cuyo problema no es ya la precariedad laboral, sino el riesgo de exclusión (colectivos migrantes, empleadas del hogar, personas desahuciadas, etc.).

Ante esta realidad, el Neo-Sindicalismo ha surgido como una estrategia para enfrentar la precarización de la vida, ofrecer nuevas formas de organización colectiva y mejorar las condiciones de los colectivos más vulnerables.

Story of me: ¿Por qué creemos que esta cuestión es relevante?

La creación de un Neo-Sindicalismo en España aborda directamente los desafíos que enfrentan las trabajadoras y personas vulnerables en un entorno cada vez más precario. La exclusión de colectivos disidentes y marginados de los espacios participativos, sumado al discurso del odio y la polarización política, hacen imperativa la búsqueda de soluciones que promuevan la justicia social, la equidad en el ámbito laboral y la lucha por los derechos.

Entendemos que la precariedad laboral no solo afecta las condiciones materiales de vida de los trabajadores, sino que también tiene un impacto en su bienestar emocional y social. El Neo-Sindicalismo se presenta como una herramienta para promover la participación activa y la autoorganización social, como una manera de repensar el apoyo mutuo y la acción colectiva dentro y fuera del ámbito laboral. 

Story of us: Datos objetivos que respaldan la idea

Los sindicatos son asociaciones integradas por trabajadoras en defensa y promoción de sus intereses laborales, ante la persona que las emplea y con quien están relacionadas con un contrato. En España CCOO se sitúa como primera fuerza y UGT como segunda, ostentando entre los dos sindicatos la hegemonía de la representatividad con un 75% de los delegados totales. Con las reformas laborales de 1994, 1997, 2010 y 2012 se lleva a cabo un proceso de descentralización de la negociación colectiva que genera una merma considerable de su poder de negociación, facilitando la reducción de costes salariales con una mayor flexibilidad en la contratación y el despido.

Con la fragmentación prolifera el perfil de trabajadoras no estándar, las que no cumplen con los parámetros de vida laboral continua, estable y de jornada completa; es decir, trabajadoras con una relación temporal o de jornada partida, que desarrollan su labor en un lugar diferente al de la sede de la organización, o subcontratadas o autónomas que prestan servicios a otras empresas. Las camareras de piso pertenecen mayoritariamente a este perfil, con una temporalidad del 80% y sólo el 13% de los contratos tienen carácter indefinido (Servicio Público de empleo Estatal 2019).

Esta temporalidad es fuente de inseguridad, tanto personal, como social y monetaria, y lleva asociada una exclusión del proceso de negociación colectiva, con un debilitamiento o eliminación de sus demandas y pérdida de protección del convenio en algunas ocasiones.

Con la externalización la empresa subcontrata puestos centrales de su actividad en diversas empresas, abaratando costes y controlando el conflicto laboral tendente a diferenciar los puestos de trabajo. Con estas reformas cada trabajadora puede tener condiciones distintas y se dificulta la negociación colectiva unitaria al limitar la efectividad de los convenios sectoriales. Al romper con el escenario donde las personas viven en condiciones relativamente similares y tiene experiencias colectivas comunes a través de su puesto de trabajo, se fragmenta la identidad laboral, como en el caso de las camareras de piso.

Además, la presencia de “delegaciones sindicales fantasma” en las empresas con más de 6 trabajadores dificulta aún más la representación y defensa de los intereses de los trabajadores (Dante de La Vega). Muchos sindicatos tradicionales han perdido la confianza de las trabajadoras debido a su falta de compromiso y a la presencia de candidaturas afines a las empresas, lo que ha llevado a una percepción negativa de su capacidad para mejorar la realidad cotidiana de las empleadas.

Por supuesto, esta nueva tipología de sindicatos que visibilizan el conflicto oldschool vs newschool está muy presente en colectivos migrantes y nuevos trabajos ligados al capitalismo de plataforma, donde empresas internacionales emplean a falsas autónomas para su actividad principal. El capital se ha servido de las nuevas tecnologías para reorganizar el proceso de producción y, con frecuencia, también las relaciones laborales. Tanto la industria como los servicios están atravesando un proceso de profundas transformaciones y hasta rupturas tecnológicas. Como consecuencia, las empresas tanto tradicionales como novedosas como las plataformas digitales impulsan nuevos modelos ultraflexibles y precarios de organización del trabajo que por el momento se combaten bien con cooperativas de trabajo, como las riders, o sindicatos como el Mantero o Las Kellys.

En el caso de la gig economy, forma de trabajo donde oferente y demandante contactan online a través de plataformas digitales para la contratación de encargos esporádicos, el sindicalismo digital ha reaccionado enfrentándose en los tribunales a algunas de estas plataformas colaborativas. RidersxDerechos consiguió que el juzgado 24 de lo social de Barcelona sentenciara que 748 repartidores de Deliveroo eran trabajadores por cuenta ajena, estableciendo en sentencia la relación laboral existente.

En este sentido ya han ido surgiendo nuevas formas de organización no convencionales, entre las que cabría destacar las siguientes:

  • Plataformas de peticiones, como Coworker.org, que permiten a individuos y grupos lanzar y unirse a campañas con el objetivo de mejorar sus condiciones de trabajo.
  • Redes sociales, donde se puede constituir un sindicalismo digital poderoso, teniendo en cuenta su capacidad de difusión y convocatoria, y el daño reputacional que una campaña viral puede llegar a infligir a una empresa.
  • Foros de reunión, donde las nuevas tecnologías no sólo permiten a los trabajadores de la gig economy denunciar y reclamar, sino también poner en común sus experiencias, como el buscador Turkopticon, mediante el que los trabajadores de Amazon’s Mechanical Turk, originalmente independientes y desorganizados, pueden comentar su trabajo y evaluar a sus clientes, de forma que otros trabajadores conozcan a cuáles conviene evitar.
  • Cooperativismo digital, donde frente a la precariedad imperante en determinados sectores laborales, surgen cooperativas digitales con plataformas propias que ponen en contacto directo a trabajadores y clientes, evitando así los costes de intermediación.

Por otra parte, la ruptura de la confianza en la Administración pública, la multiplicación de centros sociales, casales o ateneos autogestionados, o el empoderamiento de muchos proyectos en los barrios (cooperativas de consumo, la PAH, etc.) han visibilizado otras formas de construir una esfera pública no estatal. Es decir, una serie de proyectos que velan y potencian los intereses públicos, pero construidos al margen, o incluso, “a pesar de” la administración (Font, Ojeda, Urbano, 2015).

Story of now: ¿Cómo damos respuesta a esta pregunta?

Desde la Fundación Platoniq apoyamos e impulsamos iniciativas que entran dentro de la categoría de Neo-Sindicalismo. Consideramos Goteo.org como una plataforma para levantar movimientos ciudadanos “Below The Radar”. Organizaciones que tienen un fin social apoyado en la actividad voluntaria, pero que no están afiliadas, registradas o reguladas, y -quizás por ello- no cuentan con un apoyo financiero aparente y directo de las entidades de financiación tradicionales).

El caso de Top Manta, una cooperativa de vendedores ambulantes de Barcelona, ilustra el compromiso de Goteo con el cambio social y democrático. La plataforma ayudó a los vendedores, principalmente inmigrantes, muchos de ellos en situación irregular, a establecer una asociación que funciona como un sindicato de vendedores, que finalmente se convirtió en una cooperativa. En este sentido, Goteo no sólo proporciona financiación, sino que apoya a las personas sin estatus legal para establecerse como emprendedores sociales y desarrollar medios para apoyarse como comunidad.

Por su parte,** Las Kellys** consiguieron a través de Goteo la financiación para poner en marcha una central de reservas online en hoteles que respeten sus derechos laborales, recuperando la tradición obrera del label sindical (lanzarán un sello kelly y la garantía para obtenerlo será cumplir el convenio colectivo, la ley de riesgos laborales y la igualdad salarial entre hombres y mujeres).

También tenemos ejemplos inspiradores de sindicalismo por una vida digna, como por ejemplo el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos, en defensa del derecho a la vivienda y unos alquileres justos. O las Jornaleras de Huelva en Lucha, que trabajan unidas desde los feminismos, el ecologismo y el antirracismo, decididas a terminar con décadas de precariedad y opresión.

Como ejemplo de cooperativismo de plataforma tenemos a Mensakas, una cooperativa de trabajo dedicada a la mensajería urbana y delivery con bicicletas y cargo-bikes, que huye de la “uberización de la economía” y tiene como objetivo principal cuidar los derechos de las personas. Una experiencia de colectivización, soberanía económica y control obrero de la actividad económica que surge de las luchas de las trabajadoras digitales.

Y como ejemplo de autoorganización, el centro social** La Villana de Vallekas,** financiado este 2023, también se define como sindicato de barrio: “Nos gusta imaginarnos como sindicatos de barrio , una mezcla entre el sindicalismo social (de vivienda, salud, educativo, laboral, alimentación) a escala de barrio, capaces de agregar y movilizar personas y necesidades para alcanzar mayores niveles de autoorganización. Nuestra forma de organización es asamblearia, la asamblea como lugar de representación, de organización, de decisión, el respeto al trabajo colectivo, a lo horizontal y cooperativo.”

¿Un sindicato para las Asambleas Ciudadanas?

A día de hoy parece una ilusión pero no falta demasiado para que los ciudadanos organizados empiecen a tener voz, y voto, en la esfera pública, más allá de las elecciones a las que nos tiene acostumbrados la democracia parlamentaria. Ejemplo de ello lo encontramos ya en Inglaterra, donde se han empezado a plantear cuál es el papel de los sindicatos y de la ciudadanía en general en aquello que han venido a llamar la Cámara de Ciudadanos.

El horizonte que se nos abre es cuanto menos prometedor: ¿es posible llevar el neo-sindicalismo a la democracia deliberativa? Y como paso siguiente, ¿tiene sentido crear un sindicato de las personas sorteadas que deliberan en las Asambleas Ciudadanas que incluyan estas voces organizadas?

Una plataforma ciudadana de este tipo podría velar porque se cumplan los mandatos de la Asamblea sumando todo tipo de voces y presionar a los gobiernos para que no hagan oídos sordos y cumplan con su obligación de aplicar las recomendaciones propuestas.

Sigamos imaginando y pongámonos manos a la obra para hacerlo realidad. ¿Te apuntas?

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