Algunos de los primeros ejemplos más brillantes de lo que hoy llamamos “datos narrativos” o “visualización de datos” surgieron de una necesidad urgente de comunicar una información crucial.
Ejemplo de ello son los datos visuales de Florence Nightingale sobre la guerra de Crimea y “The Exhibit of American Negroes” de W.E.B. DuBois. Ambos, ejemplos visionarios, proceden de intelectuales que a menudo estuvieron privados de derechos y se enfrentaron a cantidad de obstáculos para ser escuchados y considerados válidos.
Aunque, por supuesto, la creatividad y la comprensión de la narrativa son primordiales para contar una historia con datos, puede que otro factor impulsor de estos trabajos más allá de su época sea la profunda necesidad de comunicar con rapidez, eficacia para captar la atención del público en un breve espacio de tiempo. Ninguno de los dos luchaba contra la atención reducidísima que exigen las redes sociales y el streaming, pero se enfrentaban a otro tipo de reto, el de los prejuicios.
Hoy vemos estos ejemplos, tan relevantes, como referencias a la hora de comunicar con datos y el arte con el que lo llevaron a cabo.
Aún así, teniendo en cuenta los datos y su narrativa, tal vez sea igual de importante descorrer el telón y ver la narrativa que hay detrás de la narrativa de los datos.
Consideremos en primer lugar la exposición de W.E.B. DuBois “The Exhibit of American Negroes” en la Exposición Universal de 1900 en París, pero antes sepamos quién era W.E.B. DuBois.
William Edward Burghardt Du Bois fue uno de los primeros sociólogos en utilizar la encuesta como método de investigación y también fue uno de los primeros en utilizar la estadística para demostrar la desigualdad racial. Figura clave en la historia del trabajo social debido a su compromiso con la igualdad y la justicia social, uno de sus conceptos principales, que a día de hoy se sigue estudiando, es el de la “doble conciencia”, que describe la lucha interna de una persona negra a la hora de equilibrar su doble identidad: la racial y la americana. Un concepto que nos recuerda a la idea de la interseccionalidad, sin la cual es imposible hablar de cómo diversas problemáticas atraviesan una misma identidad y la conforman como tal.
Fueron muchos los trabajos y estudios de Du Bois, pero entre todos ellos, desde el punto de vista de la narrativa de datos, destaca, sin duda alguna, “The Exhibit of American Negroes”, descrito en el reporte de Delegación Oficial americana a la exposición de París de 1900 con estas palabras: “Es imposible hacer justicia a esta exposición en unas pocas líneas descriptivas. El material presentado no sólo era de alto valor científico, sino que se mostraba de la manera más gráfica. No hubo mejor ejemplo […] de que las exposiciones deben hacerse atractivas e interesantes.”
Se han escrito muchos artículos que hacen referencia a este increíble trabajo realizado por Du Bois junto a sus estudiantes, en colaboración con Thomas J. Calloway y Booker T. Washington, como se muestra en un artículo de Hyperallergic y también en la investigación de Ellen Terrel, pero quizás el texto más elocuente lo da Thomas J Calloway, la persona encargada de la exhibición, quien describe los objetivos de la misma de esta manera:
“Se decidió de antemano tratar de mostrar diez cosas relativas a los negros en América desde su emancipación: (1) Algo de la historia del negro; (2) la educación de la raza; (3) los efectos de la educación sobre el analfabetismo; (4) los efectos de la educación sobre la ocupación; (5) los efectos de la educación sobre la propiedad; (6) el desarrollo mental del negro como muestran los libros, folletos de clase alta, periódicos y otras publicaciones periódicas escritas o editadas por miembros de la raza; (7) su genio mecánico, como lo demuestran las patentes concedidas a negros estadounidenses; (8) el desarrollo comercial e industrial en general; (9) lo que el negro está haciendo por sí mismo a través de sus propias organizaciones eclesiásticas separadas, particularmente en el trabajo de la educación; (10) un estudio sociológico general de las condiciones raciales en los Estados Unidos.”
Al indagar un poco más en los artículos escritos por Calloway en el periódico afroamericano “The Colored American”, su razonamiento es mucho más profundo que simplemente mostrar el progreso posterior a la emancipación. Su artículo expresaba la necesidad de mostrar a las personas de ascendencia africana como capaces, inteligentes, dignas de ciudadanía y respeto. En última instancia, la exposición trataba de combatir un estigma poco creíble.
Calloway en un artículo sobre por qué es necesaria la exposición se enreda en algunos paradigmas problemáticos, aunque comienza haciendo referencia al incidente de Fashoda y a las guerras de los bóeres, afirmando que es de esperar que mostrar el progreso de los antiguos esclavos permita comprender mejor las futuras relaciones entre Europa y África, de modo que los del “continente negro” sean vistos como “trabajadores, productores y ciudadanos capaces, y que los del Viejo Mundo sean más sabios a la hora de diseñar sus políticas africanas”. La historia que subyace tras esta narrativa de datos es la necesidad de mostrar al mundo que las concepciones en torno a la raza, especialmente las relativas a la inferioridad de los pueblos de piel más oscura y antiguamente esclavizados, son sencillamente erróneas. Este mensaje sigue resonando hoy en día y quizás lo que nos mantiene cautivados es tanto el cómo se comunicó este mensaje, como el mensaje en sí mismo.
“City and Rural Population. 1890” 1900, via Library of Congress Prints and Photographs Division
Innovación visual
Como afirma Alison Meir: “Los gráficos son sorprendentemente vibrantes y modernos, casi como las líneas cruzadas de Piet Mondrian o las formas entrecruzadas de Wassily Kandinsky”. Las investigaciones de Jason Forrest comparten las mismas opiniones, y también las encontramos en Brainpickings, The Public Domain Review o en el blog del Smithsonian. Lo cual es todo un cumplido, salvo que “The Exhibit of American Negroes” es anterior a la incursión de estos dos artistas en la pintura abstracta en al menos una década, con la excepción de Hilma af Kint, cuya obra más similar se produjo cuatro años después de la exposición.
¿Cómo lo hicieron?
La investigación de Jason Forrest sobre el proceso de montaje de las imágenes es reveladora, “Du Bois comenzó a montar la exposición el 28 de diciembre de 1899. La Exposición de París comenzó el 15 de abril de 1900 y el viaje duraría al menos 6 semanas en barco”. Este hecho hizo que el equipo no tuviera tiempo de hacer grabados en bloque y en su lugar les quedó un recurso, pintar a mano. Forrest entra en detalles sobre el proceso aludiendo a diversos materiales, cartas existentes y visuales de la época y las diferentes influencias que pueden haber empujado la obra en la dirección que la hizo tan llamativa.
Forrest descarta que esta obra pudiera haber sido precursora del movimiento modernista en el mundo del arte. Sin embargo, no olvidemos que la historia del arte suele ignorar las aportaciones de personas ajenas a las escuelas y los cánones tradicionales. Pensemos en la influencia del arte africano en lo que el mundo vio como la creación genial única de Georges Braque y Picasso, el cubismo. Sólo cuatro años después de la exposición de París, Hilma af Klint se embarcó en su serie de pinturas abstractas. Y aunque ella no estaba en París en aquel momento, no podemos negar que las ideas viajan, sobre todo las buenas. Teniendo en cuenta que el Círculo de Viena y la Bauhaus se inspiraban en las ciencias naturales y sociales, esta famosa obra expuesta en París, que ya formaba parte de lo que entonces era “el eje de la modernidad (París/Munich/Milán)” influyó no sólo en los datos, sino también en el arte de más formas de las que podríamos imaginar.
Mirar al futuro
A día de hoy, con las herramientas digitales, tanto como procesadoras de información, como teniendo en cuenta la capacidad que tenemos de traducirlas a todo tipo de formatos, han revolucionado la visualización de datos. Son innumerables las iniciativas que hacen gala de ello. Domestic Data Streamers, sin ir más lejos, entrevistados en este mismo número, son una buena muestra de ello. Sin embargo la autenticidad que se refleja en la obra de DuBois sigue sirviendo de inspiración para todo tipo de proyectos que pretendan sensibilizar sobre cuestiones sociales.
Como ejercicio para explicar el presente y el futuro, es importante incorporar esas conversaciones que conectan con los movimientos sociales y las organizaciones que están encontrando nuevas formas y medios para comunicarse. Sus manifestaciones son un patrimonio cultural que debemos mantener y tener en cuenta.