Axel Gasulla es investigador en las áreas de tecnología nueva de medios y lenguajes de datos. Cofundador y director de investigación de Domestic Data Streamers, dirige los proyectos de investigación social aplicada en el campo de la comunicación, innovación y desarrollo organizacional. En diálogo con Olivier Schulbaum, de Platoniq, conversamos sobre su proyecto y cómo los datos son esenciales, pero por sí solos no son suficientes. En esta entrevista veremos cómo cualquier intercambio significativo de información entre personas necesita conllevar emociones y experiencias para crear conocimiento o cambio.
O.- Creo que tú y yo coincidimos en ver los datos como lenguaje. Los datos, como el lenguaje, son un sistema descriptivo. Nos ayuda a organizar y comprender el mundo. Y, como el lenguaje, debe ofrecernos posibilidades, invitar a la curiosidad, facilitar la comprensión. ¿Cómo crees que los datos y el trabajo de Domestic data Streamers (DDS) nos ayudan a organizar y entender el mundo? ¿Cómo pasamos de un lenguaje descriptivo de los datos a un discurso que nos invita a dialogar?
A.- Los datos cuentan cosas que se han contado numéricamente. Una base de datos es un conteo que puede ser cuántas mesas hay en una casa, cuántos kilómetros has recorrido… y sobre eso no hay mucha discusión. La empatía empieza cuando se visualiza ese conteo y nos preguntamos por qué se ha contado eso.
¿Por qué es importante para ti o para mí? Cada cual puede pasarse el día contando cuánto dinero tiene en la cuenta bancaria, un día lo comparamos y empezamos a hablar de ello: “oye, pero, ¿por qué es importante para ti?; ¿Tú qué has tenido que hacer para llegar aquí?”; “¿Yo qué he tenido que hacer para llegar aquí?”. Ahí quizás alguien dice, “no, mira, yo para llegar a tener mil euros en mi cuenta, pues he trabajado bajo condiciones de esclavitud y precarias donde no me han dado seguridad social, dedicando el tiempo de mi vida a todo esto”. Y alguien dice, “ah, pues yo para tener mil euros en mi cuenta, sólo he tenido que pedírselos a mis padres”. Ahí el dato de esos mil euros son relevantes porque te puede abrir a este espacio de diálogo. Y yo creo que ahí está la gracia: el dato nos toca a todos por igual, pero el “por qué” es donde hay un relato. Ahí es donde podemos conseguir que una persona pueda girar el relato y moverse “de un hemisferio al otro” a través de una historia, así como hacer que quién está en el otro lado pueda venir al anterior. Nos interesa ese gran potencial de crear diálogos entre distintos grupos de seres humanos cuya tendencia es a aislarse unos de otros, superando las historias que nos separan.
O.- Antes de seguir abriendo el melón de los datos, tengo una curiosidad que creo será compartida acerca de vuestro nombre. ¿Cuál es el sentido de Domestic y cuál es su función acompañado de Data Streamers?
A.- Verás, la idea inicial fue darle una visión más cercana, humana y cálida a una actividad comúnmente bastante fría, como es la comunicación de datos. Buscar ese paralelismo con un entorno conocido, íntimo, nos ayudaría a crear experiencias de información mucho más completas.
O.- Interesante. ¿Alguna estrategia concreta que llevéis a cabo para que se reconozca ese espacio como propio y a la vez compartido?
A.- Pues mira, hay ciertos elementos que generan un enlace entre el mensaje que se quiere transmitir y los conceptos que tú puedes entender porque están cerca de tu espacio de conocimiento habitual. Al generar una experiencia ya sea en el marco expositivo, digital o público, hacemos preguntas e incluimos elementos de participación o cocreación. Puede ser una representación artística en la que la estética en sí ya está generando una atracción o una tensión cognitiva que te ayuda a comprender una información más en profundidad.
Eso ya invita al visitante a sentir ese espacio un poco más fluido porque va comprendiendo más en profundidad todo aquel el contexto en el que al principio se autopercibe como un agente extraño en ese entorno.
Ahí es donde entendemos que se va escribiendo una historia entre el contexto, el espacio, los objetos y cada uno de los visitantes. Dejando marca en ese espacio, al decir lo que piensan o dejarlo por escrito, lo convierten en un espacio cuidado, explicado y en el que se genera una información colectiva. Esa es nuestra visión cuando intervenimos en el espacio.
O.- ¿Podría entonces irrumpir en tu casa ahora mismo y ponerme a pintar grafitis encima de las obras o dibujos que puedas tener o de las visualizaciones que representen tu mundo y así intervenirlas? Esa sería una forma experimental de comprobar si eso es así.
A.- ¡Pues sí! Sería una prueba experimental para comprobar si la idea que tenemos de crear un espacio en el que los visitantes puedan dejar su huella es así viable. En este ejemplo, imagino que podríamos tener un espacio para grafitis y otro para poesía.
O.- En cuanto a la cultura de los grafitis eres tan consciente de que dejas un rastro como de que ese rastro puede ser borrado por otros. Así a veces se produce una lucha entre visitantes, entre distintos artistas, donde unos cubren el rastro de otros. ¿Habéis notado tensiones parecidas entre visitantes en vuestras acciones?
A.- En espacios expositivos abiertos encuentras de todo. Un fenómeno bastante interesante es el de “legado”: cuando en una exposición tratamos al visitante con respeto y como un agente inteligente, llegado el momento de interacción el visitante está a la altura de ese trato en sus acciones. La sociedad sólo se comporta de manera infantil cuando la tratas como tal. En redes sociales la interacción es diferente porque es anónima, pero cuando estás en un espacio físico y cerrado, la gente se comporta de forma más cívica. Siempre hay excepciones, pero en general la gente responde de manera positiva y deja su huella de forma constructiva.
O.- En cuanto a lugares emblemáticos, no necesariamente institucionales, ¿cuál podría ser el que mejor ha funcionado para vuestras visualizaciones? ¿Algún lugar especialmente estrambótico?
A.- Hay algunos lugares inusuales que han funcionado sorprendentemente bien, como fue en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el Hall del edificio en Nueva York, reflexionando sobre la necesidad de recoger datos sobre educación, salud y progreso de la infancia en los países en vías de desarrollo.
Si no recoges información sobre cuántos niños van al colegio o no sabes cuántos niños mueren porque no tienen acceso al agua potable, entonces no puedes corregir ese problema, porque no existe. “Dime lo que cuentas numéricamente y te diré lo que te importa” es una expresión que me da mucha información.
Sobre el espacio donde hemos tenido una intervención más simbólica, hay una iglesia en Jerusalén donde preguntamos si la Virgen María podía ser considerada la primera influencer. Elaborar el lenguaje a través de algún guiño a las creencias es muy potente para generar estas info-experiencias que, por otra parte, encontramos a través de la historia en catedrales, pirámides y demás espacios donde lo importante era contar un relato de una forma espectacular. Hoy día las marcas comerciales han copiado algunos de estos mensajes, cuando ya en espacios de culto se hablaba del relato como herramienta para preservar la cohesión social.
Cambian los lugares pero seguimos teniendo esa necesidad de preservar estos relatos y ahora tenemos muchos más datos para ahondar en la importancia de mantener esta cohesión social con sus valores.
O.- Entiendo que todas vuestras intervenciones beben de vuestra reclamación principal: Combatir la indiferencia a través de los datos. ¿Cómo habéis llegado a ese lema?
A.- La mayoría de entidades se definen muchas veces por lo que son o lo que hacen. Y nosotros decidimos definirnos por lo que queríamos cambiar. Nuestra razón de ser es lo que entendemos que es un problema en el mundo, aunque para muchos es una gran oportunidad: la indiferencia y la estupidez humana.
Primero, porque los seres humanos podemos conseguir no ser estúpidos. Y segundo, porque la indiferencia comienza cuando perdemos la conexión emocional con las cosas. Los datos son una herramienta que llevan a esa conexión y aunque a nosotros siempre se nos ha reconocido como un equipo que trabaja mucho con datos, son nuestro peor enemigo: donde pones los datos empieza el proceso de la indiferencia, a no ser que te plantees cómo los estás utilizando y cómo los estás contando. Ese es nuestro principal trabajo. ¿Cómo tratamos la información para que no convierta al espectador en lo que no se desea? Una persona indiferente frente a su realidad social.
O.- Dentro de esta lucha contra la indiferencia a través de los datos. ¿Podrías dar tres verbos que corresponden al tipo de acción que lleváis a cabo?
A.- Me gusta Explorar, Sorprender y Empatizar.
O.- Me da la impresión que vuestras acciones comparten mucho de los placeres de trabajo con la materia prima de datos. Crear una cultura alrededor de esto invitando al espectador a participar también, a decidirse a “pintar” él también. ¿Cómo ves la idea de compartir esa obsesión y placer con los datos para que se pueda crear una cultura alrededor de esto?
A.- Algo que me gusta mucho es generar vértigo: que nuestro relatos e historias generen vértigo con esa sensación inconmensurable de la información como una historia inabarcable. Buscamos accionar un equipo multidisciplinar que trabaje en generar estos vértigos desde muchas perspectivas distintas para que el espectador descubra de repente que todo tiene sentido de una forma que no se le había ocurrido antes. Que cuando lo veas tengas este vértigo de la curiosidad, de la creatividad, ese “wow”. Me interesa la creatividad desde la perspectiva de cómo hacer que un grupo de personas comprenda algo que es complejo.
O.- En vuestro glosario interno, ¿qué tipo de efectos o filtros aplicáis a los proyectos que os interesan?
A.- El frame effect es uno muy relevante: si yo te explico una información poniéndote un dato u otro, tú vas a pensar una cosa totalmente distinta. Imagina que te digo: “tómate este medicamento que te va a curar en un 99% de probabilidad” o “tómate este medicamento que no te va a curar con un 1% de probabilidad”. Aunque la probabilidad te parezca distinta, en realidad es la misma. Cómo mostramos los datos importa porque nuestro cerebro no trabaja cognitivamente en un alto porcentaje de su tiempo de manera racional sino que lo hace de manera emocional. Activar el sistema racional gasta mucha energía y el cerebro intenta preservarla.
Este “frame effect” sería uno de los principales. Otro es el que se produce cuando somos más condescendientes con nosotros mismos que con los demás y no nos juzgamos tan mal. Lo usamos en una ocasión para concienciar sobre un uso adecuado de los recursos hídricos, a través de la triangulación. En vez de preguntar a la persona directamente, preguntamos sobre una persona cercana y de esta forma triangulamos en el uso de la información, y así no estamos juzgando. No es un diálogo de juicio, sino uno en el que se establece otro tipo de juego y la información suele conseguir un engagement más rico.
O.- Genial. ¿Crees que muchos políticos usan estos efectos también?
A.- Sí, eso está muy comprobado. A Daniel Kahneman (psicólogo y economista especializado en la toma de decisiones y la psicología del juicio y la incertidumbre, siendo especialmente conocido por su trabajo en colaboración con Amos Tversky sobre la teoría de las perspectivas y los sesgos cognitivos) le dieron un premio Nobel de Economía por sus estudios y se sabe que en política los utilizan.
O.- Antes discutimos cómo a veces los datos no revelan el privilegio de algunas partes involucradas. Teniendo en cuenta esto, me gustaría abordar el proyecto “The Privilege of Choice” en el que habéis trabajado junto con Oxfam. Según la información disponible en domesticstreamers.com/projects/the-privilege-of-choice/, este proyecto utiliza una instalación interactiva para sensibilizar a las personas sobre las desigualdades y los privilegios. ¿Podrías explicarnos en detalle cómo esta herramienta combina datos y experiencias visuales para comunicar las disparidades en el acceso a las oportunidades y cómo ha impactado en la concienciación y comprensión de las desigualdades y privilegios en diferentes entornos?
A.- Oxfam siempre había tenido una narrativa desde la desigualdad, por lo que teníamos un reto que era no numerificar la pobreza. No es lo mismo contar la pobreza que contar la pobreza. No es lo mismo indicar cuántos pobres hay que contar una historia sobre la pobreza. Seguramente empatizas mucho más con la segunda que con la primera.
La gente no escucha una narrativa que le hace sentir mal, pero en cambio si se articula una narrativa en la que tú comprendes que estás perdiendo privilegios… ahí vas a empezar a escuchar. Y te digo, “esto te afecta”. No te voy a hablar de unas personas que viven en la pobreza que en principio no tienen nada que ver contigo. No. Yo te voy a decir que la pobreza empieza desde el más privilegiado y ahí empieza a ir restando.
Utilizamos el efecto de “Aversión a la pérdida” para diseñar una experiencia interactiva que cuantifica la pérdida de privilegios. En este enfoque, las personas reaccionan de manera diferente cuando ganan o pierden, aunque el resultado sea el mismo, ya que el ser humano está preparado biológicamente para ser aversivo al efecto de pérdida. Creamos un cuestionario que evalúa cómo se pierden privilegios según factores como género, entorno rural y educación en el hogar. Al final, la experiencia muestra cómo estos factores incontrolables pueden llevar a una persona a estar bajo el umbral de la pobreza, generando reflexiones sobre el riesgo de pobreza sin culpabilizar ni señalar.
O.- Muy revelador, sin duda. En relación con la visión de datos antes de la era tecnológica, me gustaría mencionar el trabajo de W.E.B. Du Bois, quien creó uno de los ejemplos más impactantes de visualización de datos hace 118 años, tan solo 37 años después de la abolición de la esclavitud en Estados Unidos. Sus visualizaciones reflejaban las condiciones de vida de la comunidad afroamericana en el siglo XX, y fueron creadas en un contexto de urgencia donde comunicar era esencial. Dado el gran volumen de datos y las tecnologías disponibles hoy en día, ¿cómo abordáis en vuestro trabajo la idea de una causa urgente que requiere soluciones rápidas y herramientas específicas para comunicar efectivamente?
A.- En primer lugar, considero que la percepción de urgencia se relaciona con la experiencia y la situación de cada individuo. Si alguien enfrenta escasez de recursos básicos, es posible que le resulte difícil preocuparse por problemas a largo plazo, como el cambio climático. Nuestro trabajo, en cierta medida, se dirige a audiencias con ciertos privilegios. Aquellas personas con mayores necesidades en todo el mundo pueden enfrentar dificultades para comprender y abordar problemas a largo plazo de manera racional.
Los expertos han advertido sobre el cambio climático durante años, pero el cambio de mentalidad a nivel global ocurrió cuando un líder religioso influyente reconoció que el calentamiento global es resultado de la acción humana y no de la voluntad divina. Esto demuestra que las respuestas emocionales, en lugar de las racionales, pueden impulsar más rápidamente la sensación de urgencia y acción.
Por lo tanto, cualquier trabajo que realicemos para resaltar la necesidad de actuar en la preservación del planeta como un entorno adecuado para la vida humana debe abordarse desde una perspectiva moral y emocional, en lugar de limitarse a un enfoque puramente racional.
O.- En cuanto a la narrativa basada en visualizaciones de datos que evocan emociones, las visualizaciones creadas por el equipo de W.E.B. Du Bois poseen una fuerte carga emocional y estética que recuerda a obras de artistas como Mondrian y Kandinsky. ¿Os identificáis con esta tradición de representación visual, donde se emplean diversas formas culturales para fomentar una reflexión sobre el fortalecimiento de la cohesión social y reevaluar nuestra conexión con los demás?”
A.- A mí me cuesta mucho hablar desde el arte porque yo soy psicólogo y respeto mucho estas perspectivas. Pero sí que nosotros bebemos de muchas tradiciones que tienen que ver con el hecho de explicar historias, ya sean recursos cinematográficos o artísticos. Podría mencionar una exposición en la que hablábamos de la brecha digital, exponiendo obras clásicas, con datos como el de la piedra Rosetta, donde mostramos como cada día se mandan “100.000 millones” de mensajes en el mundo… Todo ello son paletas que hemos utilizado. Inspiración que puede ser más cinematográfica o doméstica por así decirlo, pues no tenemos una línea estética muy marcada. Al fin y al cabo lo que nos interesa son las preguntas, no tanto el que estéticamente se defienda algo. Si creemos que en un contexto determinado hay que adaptarse estéticamente a una audiencia, entonces ahí sí delegamos en alguien que conozca mucho mejor el contexto.
O.- Relaciono lo que comentas con un tema que nos interesa mucho en Platoniq y que son los procesos participativos. Específicamente las asambleas ciudadanas que se convocan normalmente desde las administraciones públicas para tratar un tema al que políticamente es muy difícil de enfrentarse, debido a la polarización de los partidos. La Asamblea para el Clima que se hizo en España era muy protocolaria y estándar, y deja poco espacio para la imaginación o la interpretación de los datos. La mayoría de las asambleas ciudadanas parten de una pregunta cerrada, contextualizada por intervenciones de expertos que intentan vulgarizar dossieres muy complejos con muchos datos y con un lenguaje que al final es muy técnico para la ciudadanía. Ahí creo que tanto Fundación Platoniq como Domestic Data Streamer tenemos mucho que decir y qué hacer para lograr un entendimiento más intuitivo. Para una óptima digestión propia e individual de temas complejos ¿con qué lenguaje o por dónde empezarías?
A.- Imagino que son grupos cerrados los que deliberan. ¿Es así?
O.- Son grupos formados por ciudadanas elegidas por sorteo cívico, expertos, y observadores que garantizan la representación de todos los estratos de la sociedad. Pero esa distribución normalmente no crea empatía, sino que el ciudadano se enfrenta como un político a un dossier que le expone un experto y tiene que empezar a dialogar y hacer recomendaciones, que es algo muy complejo.
A.- Por naturaleza, las decisiones que vayan a la raíz, requieren un empoderamiento que es difícil y caro. El reto está en que la ciudadanía esté con unos mínimos de empoderamiento en relación a lo que le concierne a la vida que le espera. Me imagino que si se hacen estos paneles, donde se plantea cuál es el “learning journey”, se deberá antes abordar una temática, cómo se presenta esta información y cuáles son las emociones que genera cada uno de estos puntos. Veo necesario exponer una información que te interpele a ti o al grupo que tú representas y entender desde dónde se habla.