Entrevistas
Teresa Arnal "La ciudadanía está preparada para asumir más responsabilidad". Retos después de una Asamblea Cuidadana
Pasados unos meses desde que finalizara la Asamblea Ciudadana para el Clima española, muchas de sus propuestas aún buscan al responsable político que debe implementarlas. Sin embargo, no puede decirse que tanto esfuerzo compartido no diera sus frutos. Para empezar sus 172 recomendaciones, que suponen una guía perfecta para cualquiera que quiera acercarse a la justicia climática desde los ojos de la ciudadanía y, en segundo lugar, la constitución de la Asamblea Cívica por el Clima, una asociación de ciudadanos surgidos del proceso asambleario inicial que, inspirados por todo el trabajo realizado, decidieron constituirse en grupo para seguir impulsando el mandato ciudadano. Hablamos con Teresa Arnal, miembro de dicha Asamblea, quien nos responde nuestras dudas sobre sus orígenes, su composición y sus principales objetivos.
Fundación Platoniq: Dice vuestra página web que, al concluir la Asamblea Ciudadana por el Clima, un sector de los participantes decidió no poner fin al trabajo que se había hecho. ¿De dónde salió esa voluntad? ¿Fue algo espontáneo o cosa de unas pocas personas? ¿Cómo se fraguó?
Teresa Arnal (Asamblea Cívica por el Clima): Sí, la voluntad era mayoritaria y espontánea. A nosotros nos convocan para hacer una serie de recomendaciones al Congreso y al Gobierno, y cuando ya estábamos terminando la última Asamblea, que fue Madrid (la única presencial, debido al COVID), los asambleístas decidimos que queríamos continuar, hasta el punto de que el organismo que estaba encargándose de gestionar lo que estábamos haciendo prolongó su trabajo seis u ocho meses. Durante ese tiempo estuvimos realizando entrevistas con todas las Comunidades Autónomas (excepto Castilla y León, Castilla La Mancha y Murcia), llegándonos a reunir con los técnicos de medio ambiente de las mismas, tanto en persona como online. Y después de aquello sentíamos que estábamos en marcha y con ganas de seguir. De hecho, la asociación se compone de más de un tercio de los cien asambleístas que formamos parte de la Asamblea. Y tengo la certeza de que hay muchos compañeros que no se han comprometido porque cada uno tiene su momento vital, pero que siguen formando parte de otras iniciativas.
Yo creo que el camino de la Asamblea en España estuvo marcado por cosas muy bien hechas (aunque también hago autocrítica). El diseño fue muy bueno y eso hizo que la democracia deliberativa se transformara en inteligencia colectiva. Parte del éxito se debe a que la mayoría de las personas se concienciaron muchísimo al calor de la experiencia, y eso les dio esperanza, que es una cosa que la ciudadanía normalmente no tiene. La otra cara es la ansiedad que tuvieron muchos de mis compañeros cuando empezaron a contarnos de lo que iba la historia. Muchos de ellos necesitaron hasta ayuda de la ansiedad tan brutal que produce cuando te enfrentas al problema del clima, contado no por los políticos o medios de comunicación, si no por expertos en el tema.
¿Y había algún requisito para entrar?
El requisito que nosotros tenemos de momento es que seamos asambleístas. Somos el grupo promotor de la Asamblea Ciudadana Estatal, sin embargo, ya hemos realizado conversaciones con los asambleístas de Mallorca, y queremos hacer lo mismo con los de Cataluña, porque la idea principal es la creación de una red europea. Aquellos que hemos pasado por una Asamblea Ciudadana tenemos una experiencia muy novedosa, que es difícil de explicar a las personas que no han pasado por ella. En mi caso, yo sí tenía conciencia ambiental, pero en el momento de empezar a participar, pensé que las motivaciones de un proyecto así, tratándose de una iniciativa impulsada por el gobierno, iban a ser algo cuestionables. No obstante, cuando pasas por el proceso, si está bien hecho, descubres la potencia tan brutal que tiene una Asamblea Ciudadana.
En castellano, tiende a confundirse ciudadano con popular, y yo creo que la diferencia está en que en una Asamblea Popular hablan muchas voces, pero en una Asamblea Ciudadana se termina con una voz, y eso es algo impresionante, que llega a través del acuerdo entre gente diversa. Para mí esto fue un aprendizaje tremendo, más que lo que pudiera aprender también en materia climática. Nosotros, aunque aboguemos por una solución climática, no somos especialistas en ello, pero en lo que sí somos expertos es en asambleas ciudadanas. Por eso queremos crear esta red, porque algo así no tiene límites, aunque no recibamos la atención que el tema merece.
Una vez constituidos, ¿en qué consiste exactamente vuestro trabajo, además de buscar generar esa red de la que me comentas?
Nuestro trabajo es voluntario y se desarrolla en nuestro tiempo libre, es decir, no como nos gustaría. Ahora mismo estamos con varias cosas a la vez, pero no llegamos a todo. Por ejemplo, estamos intentando hacer un seguimiento de las recomendaciones que presentamos al gobierno, pero es un trabajo muy exhaustivo y no tenemos tiempo para hacerlo como se debería. Uno de los fallos que le veo a la Asamblea es no disponer de un organismo o comité que vele por el cumplimiento o el desarrollo de las iniciativas. En realidad, esto es lo importante, porque que las recomendaciones sean vinculantes o no ya vimos que en Francia no sirvió de nada. No obstante, sí quiero que se trabajen y se les dé seguimiento.
Las asambleas ciudadanas son una herramienta nueva que todavía necesita rodaje. Falta que se implementen dentro de la administración y que además de eso tengan difusión, que es lo que le ha faltado a la nuestra. El compromiso de confidencialidad fue positivo, porque eso nos permitió trabajar sin presiones, pero luego no vimos difusión de nuestro trabajo y eso es un error. Es necesario difundir las recomendaciones y realizar debates abiertos. Solo así podremos mejorar esta herramienta y hacer que sea realmente útil.
O sea, compartís el diagnóstico que habitualmente se hace de los procesos deliberativos. En este sentido, ¿os encontráis reforzados o ayudados? ¿Cuál es la reacción de las organizaciones más allá de las instituciones públicas?
En principio nos abren los brazos, pero yo veo que no todo el mundo entiende la iniciativa y hay bastante confusión con lo que es la participación ciudadana. La gente cree que las Asambleas Ciudadanas son solo otra forma de participación, pero no es así, van más allá. Son un proceso más estructurado que busca crear una voz que represente a la ciudadanía en su conjunto y diversidad.
Este tipo de asamblearismo está creciendo en Europa, y creo que se va a ir ampliando y tomando fuerza. Aunque de seguro más lentamente de lo que nos hace falta, porque en realidad nos urge muchísimo.
Ya me has hablado un poco de ello, pero ¿podrías explicarme cuáles son los pasos que estáis dando para llegar a esta especie de federación o asociación de asambleísta europea?
Por lo pronto estamos organizando un primer evento en Barcelona para asambleístas de diferentes países europeos. Aprovechamos que Barcelona es capital de la democracia este año hasta octubre. El evento se centrará en la democracia deliberativa, más que en el cambio climático. La ley de protección de datos dificulta el contacto con personas de otras asambleas, pero hemos logrado establecer contacto con asambleas de Francia, Austria, Alemania, Luxemburgo y Finlandia.
Las reuniones virtuales han sido útiles, aunque obviamente las reuniones presenciales son más efectivas. El objetivo del evento es llevar a cabo esto y conocernos en persona, compartir experiencias y analizar las similitudes y diferencias entre las diferentes asambleas. Queremos enfocarnos en la democracia deliberativa más que en la climática, sabiendo que no somos expertos en ello.
Hablando de esta federación, de estas asociaciones, hay algo de lo que normalmente no se habla y que tiene que ver con la sostenibilidad de este tipo de proyectos. ¿Os planteáis algún tipo de financiación? ¿Qué planes tenéis en este sentido?
La fuente de financiación tiene que ser en forma de subvención, y las subvenciones normalmente van a proyectos concretos. En este momento, estamos trabajando en dos proyectos: un taller de asambleas ciudadanas y la federación europea de asambleas que te he comentado antes. Actualmente estamos investigando, en el caso del taller de asambleas ciudadanas, qué posibilidad existe de subvencionar talleres de dos o tres días. La participación en estas sesiones puede ser incluso sectorizada, es decir, ciudadanía en general, tercer sector, empresariado, sindicatos, etcétera. Cada taller se dividirá en dos partes: una primera parte informativa de lo que nosotros hemos vivido, incluso llevando a algún experto, y una segunda parte práctica, donde los participantes podrán experimentar cómo funciona una asamblea real.
Los facilitadores son esenciales para el buen funcionamiento de las asambleas. Su trabajo incluye gestionar la dinámica grupal, asegurar la participación de todos, utilizar técnicas de escucha activa y adaptar las dinámicas a las características del grupo. En la Asamblea Estatal tuvimos una experiencia muy positiva con los facilitadores. Fueron profesionales y eficientes, y utilizaron una variedad de técnicas para mantener la participación y el foco, respetando asimismo la diversidad de todas las personas que participaban en ella. Su trabajo contribuyó al éxito de la Asamblea.
Una última. Decías que cómo asamblea hacéis la distinción entre la democracia deliberativa y la democracia representativa, llamando a que las instituciones asuman las metodologías, los objetivos y las maneras de trabajar de esa democracia más deliberativa. ¿Por qué crees que se debería incorporar en la institucionalidad normativa este tipo de metodologías y qué virtudes le ves a ello?
En el siglo XXI, la comunicación y el entendimiento son más fáciles que antes. La ciudadanía está preparada para asumir más responsabilidad. A pesar de esto, la democracia actual está en crisis, y el ascenso del fascismo desde los atentados del 11M en Madrid ha tenido algo que ver. Es muy grave lo que está pasando, jamás pensé que podíamos involucionar de esta manera.
Las asambleas ciudadanas son una herramienta para empoderar a la gente y mejorar la democracia. Existen muchas razones para implementarlas en todos los ámbitos. Además, se adaptan a un ritmo de vida acelerado. Para mis abuelos, cuatro o seis años es un tiempo razonable de espera hasta volver a escoger a tus representantes, pero para nosotros eso es una eternidad. Además, los gobiernos también se pueden beneficiar de las asambleas ciudadanas: legitiman las decisiones, mejoran la gobernanza y responden a las demandas de la sociedad.
Muchas gracias, Teresa, por tu tiempo.
Ha sido un placer. Nos vemos pronto.