En profundidad

Democratic Funding: la ciudadanía elige su futuro. Límites y esperanzas en Presupuestos Participativos y Matchfunding

01/abril/2022 por Joan B. Cabot
Sticker del Wilder Journal #1 por Alba Feitó
Joan B. Cabot

Joan B. Cabot

Experto en comunicación

Especialista en comunicación. Creo que todo acto comunicativo tiene una intención y me gusta tomar consciencia de ello para conseguir explicar cómo cada proyecto de impacto social, por pequeño que sea, puede mejorar la vida de muchas personas.

Hipótesis

Para muchas personas la democracia se resume en votar a representantes políticos una vez cada cuatro o cinco años y pagar impuestos confiando en que irán destinados a los mejores proyectos posibles para sostener una sociedad del bienestar.

Otras, sin embargo, entienden que la participación ciudadana debe ser mayor, aspiran a ser parte activa de la toma de decisiones y se hacen una misma pregunta: ¿hay procesos más democráticos que otros a la hora de decidir en qué se gasta el dinero público?

En este artículo hablaremos los Presupuestos Participativos y el Matchfunding, dos herramientas que ya han permitido a miles de personas decidir a qué destinar los recursos públicos y hacer realidad iniciativas de bienestar social. Lo primero será dar una breve definición de cada una, luego pasaremos a profundizar en sus fortalezas y debilidades, para terminar puntualizando algunos de sus principales retos así como logros que ya celebramos.

Diversos estudios muestran que la juventud es más propensa a votar en elecciones locales y nacionales tras participar en presupuestos participativos: también más propensa a entrar en edificios municipales, meterse en política, hablar con un funcionario público, hacer voluntariado y confiar en sus habilidades.
Chris Colin (1)

¿Por qué creemos que esta cuestión es relevante?

Los presupuestos participativos pueden ser una de las vías para recuperar la credibilidad en las instituciones, pues, como muy bien dice Molina (2), los presupuestos participativos «no sólo tratan de participar en la toma de decisiones, sino que ponen en práctica las condiciones y mecanismos para que esa condición sea posible, lo que implica mejorar y hacer transparente la gestión, que es el camino para erradicar las conductas corruptas».

El Matchfunding a su vez y como financiación colectiva de proyectos, junto a la recepción de aportaciones ciudadanas mediante campañas de crowdfunding, permite a organizaciones destinar recursos propios en proyectos ya validados por el apoyo social.

En este punto creemos útil, tanto para quien ya domina la cuestión como para quien descubre ahora estos conceptos, dedicar el siguiente apartado a profundizar en ambas herramientas.

Estado de la cuestión

En los presupuestos participativos la ciudadanía puede presentar proyectos y decidir a dónde va el dinero, pero los proyectos se ejecutan desde la Administración, con todas sus limitaciones en el proceso, integración de diversidad y ejecución final.

En el matchfunding la ciudadanía presenta y ejecuta a través de una campaña de micromecenazgo una iniciativa cuyos costes son cubiertos a partes iguales entre personas donantes y Administración.

Goteo: Matchfunding Public and Private Funds with Crowdfunding

Los presupuesto participativos aparecen por primera vez como herramienta participativa a finales de los años 80 en la ciudad de Porto Alegre, Brasil en la coincidencia de tres situaciones concretas:

  • Llegada al poder de un partido progresista que lleva en su programa la implantación de esta herramienta.
  • Existencia de una red de organizaciones sociales que gana fuerza gracias a su lucha contra el gobierno militar existente en los 80.
  • Necesidad de los gobiernos locales de dar respuesta a las necesidades no cubiertas por el gobierno central.

Así, durante la década de los 90, la ciudadanía de Porto alegre decidió destinar casi un 25% del presupuesto a mejorar el alcantarillado y aumentar el acceso al suministro de agua. Aunque para conseguirlo tuvieron que enfrentarse a diversas dificultades: legales en la proposición de determinadas propuestas y comunicativas en la explicación de la metodología a una población con elevado grado de analfabetismo y temerosa de instrumentación política. A medida que en ciudades de otros países fueron ensayando el modelo, encontraron los mismos obstáculos siendo en 2001 cuando se plantean los primeros presupuestos participativos en España, concretamente en Córdoba, Las Cabezas de San Juan y Puente Genil. A nivel mediático, los procesos más conocidos serán en Madrid y Barcelona al ser llevados a cabo por partidos políticos de reciente formación, con fuertes reticiencias de la oposición y con una suma de inversión muy elevada. Destacamos, por ejemplo, que gracias a los presupuestos participativos del Ayuntamiento de Madrid, se empieza a usar en el resto de España la plataforma Consul, herramienta de código libre que facilita los procesos participativos de entidades o administraciones.

En la actualidad muchos ayuntamientos aún no se atreven a ponerlos en práctica o la desestiman por su dimensión cuantitativa (en España participan entre el 0,5% y el 1,5% de la población que puede votar) mientras subestiman la dimensión cualitativa de los procesos de participación social cuando dotan al gobierno que lo impulsa de mayor transparencia, de un nuevo canal de comunicación bidireccional con la población, información contrastada y priorizada de las necesidades de la población, aumento del asociacionismo, implicación de la población en decisiones importantes y acercamiento a una democracia más participativa.

A la vez, la metodología de presupuestos participativos es muy diversa y consideramos interesante resumir aquí la tipología propuesta por Sintomer, Herzberg y Röcke basada en cuatro criterios (1) Origen del proceso; (2) Organización de las reuniones (asambleas barriales, de ciudad y/o temáticas; reuniones cerradas vs públicas, etc.); (3) Tipo de deliberación (temas de discusión, modalidades de discusión, etc.); (4) Posición de la sociedad civil en el procedimiento (tipo de ciudadanos participantes, co-elaboración de metodología, etc.) donde podemos identificar seis modelos distintos y empezar a vislumbrar su nivel de participación democrática:

  • Porto Alegre adaptado para Europa
  • Participación de intereses organizados: las asociaciones secundarias, ONG, sindicatos y otros grupos organizados son actores principales, en una lógica neocorporativista nacida en lugares donde la tradición participativa anterior se ha basado en la contribución de asociaciones y grupos de interés a la definición de políticas públicas en sectores particulares.
  • Fondos comunitarios a nivel local y de la ciudad: Existe un fondo para inversiones o proyectos (en las áreas social, ambiental y cultural) relativamente independientes del presupuesto municipal, que no proviene, o proviene solo en parte, de la administración local y sobre el cual el ayuntamiento no tiene la última palabra en cuanto a la aceptación de propuestas. Depende de una comisión o asamblea que genera las prioridades. Los grupos organizados, como las asociaciones locales o comunitarias y las ONG, están en el centro de este modelo y las empresas están excluidas. La calidad deliberativa puede considerarse justa, pues se realizan varias reuniones con un grupo manejable de participantes.
  • La mesa de negociación público/privada: Las empresas privadas y posiblemente las organizaciones internacionales recaudan parte del dinero, permitiendo que el patrocinador privado influya en el diseño del procedimiento, mientras que la ciudadanía, que no da dinero pero lo solicita, solo juega un papel secundario. Este modelo puede desarrollarse cuando los actores internacionales intentan incluir grupos de ciudadanos u ONG en asociaciones públicas/privadas.
  • Participación de proximidad: Incluyen procesos meramente consultivos y las participantes aquí no votan ni desarrollan prioridades para los proyectos. No persiguen fines sociales y no existen criterios distributivos en el proceso. Más bien, es un proceso de “escucha selectiva” donde el gobierno local convoca individualmente a ciudadanas mediante anuncios en los medios de comunicación, carta o contacto personal y puede integrar libremente (y arbitrariamente) algunas de las propuestas en sus políticas públicas después del proceso participativo. A nivel de la ciudad en su conjunto, este modelo ya no trata de inversiones, sino de objetivos generales de política (“una ciudad hermosa”). El término “proximidad” se refiere a geográfica, en el sentido de organizar varias reuniones dentro de los barrios en vez de una sola reunión en el ayuntamiento, y de estrecho contacto entre el liderazgo municipal o la administración y los ciudadanos al organizar reuniones abiertas para responder a las preocupaciones de los ciudadanos.
  • Consulta sobre finanzas públicas: es parte de una modernización general de la burocracia local que trata ante todo de transparentar la situación financiera de la ciudad con información sobre el presupuesto general a través de folletos, Internet y comunicados de prensa. En general, la calidad deliberativa del modelo es baja, ya que una discusión limitada a una o dos reuniones al año difícilmente puede producir grandes efectos, a diferencia del modelo de ‘participación de proximidad’, donde la ciudadanía a veces trabajan en pequeños grupos que se reúnen repetidamente durante un período de tiempo más largo. En ambos modelos, la rendición de cuentas es baja con respecto a la realización de propuestas y la autonomía de la sociedad civil es débil.

El matchfunding, por su parte, es la evolución de la financiación colectiva de proyectos a través de campañas de crowdfunding en plataformas como goteo.org, nacida en el seno de la Fundación Platoniq para el impulso de iniciativas enfocadas en la innovación social y primera plataforma a nivel nacional con matchfunding (en 2013), como modelo innovador de co-financiación por el cual una institución pública o privada o una persona física aporta fondos para complementar (doblando o aumentando) la cantidad recaudada por un proyecto en campaña, fomentando la inversión co-responsable y ampliando el impacto de proyectos que cuentan con el apoyo de la sociedad civil.

Sabemos que existen numerosas instituciones interesadas en promover y apoyar proyectos creativos en el ámbito de la cultura, la investigación, la tecnología o la ciencia. A veces, les resulta difícil hacer visible su contribución, llegar al sector y al público correctos o lograr que las comunidades se involucren. Las instituciones también buscan medios para ayudar a estos proyectos a recaudar fondos, administrar mejor los altos costos de administración y garantizar la sostenibilidad del proyecto a largo plazo. Un programa de financiación de contrapartida proporciona una poderosa herramienta para lograr todo lo anterior.

En el financiamiento de contrapartida, una institución pone a disposición una suma para desarrollar un área específica (cultura, educación, etc.), luego llama a la comunidad a presentar proyectos en esta área y hace un llamado al público en general para que se comprometa con el dinero. La multitud apoya un proyecto específico haciendo pequeñas donaciones de fondos que la institución iguala con la misma cantidad. Por ejemplo, si la multitud dona 1.000€ a un proyecto específico, la institución de financiación equivalente (una organización pública o privada) también proporcionará 1000€, aumentando así el presupuesto total del proyecto a 2.000€.

Así, los programas matchfunding son convocatorias para impulsar mediante ayudas económicas a proyectos u organizaciones según los criterios definidos por las instituciones públicas y privadas colaboradoras. Las beneficiarias deben pasar por una campaña de crowdfunding y un programa de formación para validar el interés de la ciudadanía y la viabilidad de la propuesta. A partir del éxito de la campaña, también se suma una ayuda económica proveniente del convenio de colaboración con la entidad pública o privada colaboradora.

Tanto para entidades públicas o privadas y organizaciones como para particulares, el matchfunding permite distribuir fondos a través de un modelo que promueve la “excelencia eficiente” gracias a la participación ciudadana, la agilidad, la transparencia y la creación de capacidades. En caso de que los fondos se administren de forma responsable, como es en el caso de la Fundación Platoniq, todas las aportaciones pueden gozar de importantes desgravaciones fiscales, siendo en el caso de las personas físicas de hasta un 80% en el tramo de los primeros 150€.

Para las entidades públicas o privadas y las organizaciones es una forma de vehicular de un modo innovador parte de sus competencias y programas, así como sus políticas de compromiso y responsabilidad social, utilizando el potencial de la tecnología. De este modo, les permite llegar a un ecosistema de la sociedad civil a la que, por sí solas, no llegan tan fácilmente. Además obtienen otras ventajas, como participar en la generación de formas de conocimiento colectivo y proyectos socialmente innovadores, cercanía e interlocución directa con comunidades emergentes, visibilidad y reconocimiento vinculado a proyectos relacionados con el procomún, etc.

El matchfunding es, como crowdfunding bajo el principio de corresponsabilidad, una oportunidad que se brinda a la institución para ampliar su impacto, colaborando con comunidades y públicos nuevos e involucrarlos en su misión, los cuales a su vez sondean y ven validada su propuesta a través del apoyo activo de las personas donantes.

Dos casos paradigmáticos de esta combinación de crowdfunding y presupuestos participativos que llamamos “Matchfunding” son la convocatoria Metakultura, por su parte ya acumula 6 ediciones exitosas (2016-2021) con un total de 94 proyectos financiados y 886.871€ distribuidos, como programa impulsado por la Diputación Foral de Gipuzkoa, quien aporta hasta 70.000€ para el impulso de proyectos culturales en la provincia, como herramienta a disposición de los agentes culturales para financiar iniciativas que enriquecen y fortalecen el tejido local, así como “Conjuntament”, que significa “en cooperación” en catalán, llevada a cabo por el Ayuntamiento de Barcelona en 2018, junto con la plataforma Goteo y la organización Barcelona Activa, con el objetivo de financiar proyectos sociales propuestos por la ciudadanía, conectando la democracia deliberativa con el presupuesto público con la que salieron adelante 22 iniciativas cofinanciadas a través de 2.629 aportaciones con un reparto total de 231.336€, entre donaciones ciudadanas y los 96.000€ aportados en matchfunding.

¿Cómo abordamos la pregunta desde Platoniq?

En este apartado vamos a sacar la lupa y hacer un ejercicio tan doloroso como necesario. Si son muchas las virtudes, no son pocas las flaquezas ni los retos que se viven en la práctica. Identificamos tres aspectos como los más sensibles: divulgación de la propuesta, evaluación de los proyectos y rendición de cuentas.

Divulgación de la propuesta: Diseñamos ergo Decidimos

Ambas herramientas siguen siendo desconocidas para la mayor parte de la población, cuya confianza en su capacidad para participar de forma activa en la sociedad se ha visto mermada junto a las valoración que otorgan a sus representantes políticos.

La capacidad de impulsar un proceso serio con reglas claras, requiere también de una sociedad civil activa y una administración local y un ejecutivo que hayan aprendido a cooperar en vez de competir para llegar a resultados considerables.

La coexistencia actual de proceso participativos “puros”, que hemos llamado modelo Porto Alegre, junto a otros etiquetados como tal pero que se ejecutan más bien como un “espectáculo” (para un solo político o la ciudad en su conjunto) de democracywashing que un dispositivo real de participación ciudadana, perjudican la poca fe que aún atesora parte de la ciudadanía empoderada. En esta situación es crucial mantener una distancia crítica y no confundir discursos ideológicos y logros reales, así como seguir desarrollando herramientas descentralizadas que faciliten la iniciativa y organización de abajo a arriba, como encontramos en Decidim.org, una plataforma digital con infraestructura abierta que incluye código, documentación, diseño, formación, un marco legal, interfaces colaborativas, una comunidad de usuarias, facilitadoras que ayudan a personas, organizaciones e instituciones públicas a auto-organizarse democráticamente en todas las escalas.

Evaluación de los proyectos: más allá del menú y la carta

Cada restaurante gestionan sus costes de producción elaborando una serie de platos de gran consumo dentro de un listado no muy extenso a precio asequible (menú) junto a una oferta más amplia de precio superior (carta). El servicio será igual de atento, pero a mayor poder adquisitivo, mayores opciones. ¿Podemos imaginar un restaurante que invitara a clientes a sugerir nuevos platos para ser añadidos y disfrutados en siguientes visitas?

Para muchas de las personas que han experimentado con el Matchfunding o los Presupuestos Participativos, la sensación puede resultar muy familiar y parecida: se las invita a la mesa de la democracia a escoger, aliñar y disfrutar de una variedad de proyectos… cuya oferta y forma de acceso ha sido “cocinada” de puertas adentro.

Así, en las convocatorias de Matchfunding la elección de proyectos es competencia de la entidad impulsora y/o la plataforma de micromecenazgo, mientras en los modelos ‘Porto Alegre en Europa’ y ‘Fondos comunitarios a nivel de barrio y ciudad’ se puede desarrollar una ‘gobernanza participativa empoderada’ (Fung y Wright, 2003) y la ciudadanía asume directamente un poder de decisión (Gret y Sintomer, 2005), que posibilita el surgimiento de un ‘poder fuerte’ público’ (Fraser, 1996: 89), mientras los modelos de Participación de Proximidad y Consulta de las finanzas públicas son únicamente consultivos y los modelos de participación de intereses organizados y de mesa de negociación pública/privada pueden dar un poder de decisión al dispositivo participativo, pero difícilmente pueden hacer posibles cambios políticos y sociales fundamentales.

¿Cabría la posibilidad de recibir “encargos” de proyecto por parte de la ciudadanía y que así las plataformas de micromecenazgo, junto a las administraciones impulsoras de Presupuestos Participativos, encontraran chef para cocinarlas a demanda?

Rendición de cuentas: ¿Dónde está Wally?

  • ¿Qué pasa si un proyecto rompe las reglas del crowdfunding?
  • ¿Quién es responsable de completar un proyecto como se prometió?

En toda selección de proyectos hay un equipo de confianza y seguridad que revisa a fondo cada propuesta y toma las máximas medidas de precaución existentes, sin embargo es responsabilidad del creador del proyecto completarlo. Aunque en algunos procesos participativos puede llegar a intervenirse en el proceso creativo del mismo, ni las plataformas de micromecenazgo ni las instituciones administran su cumplimiento.

Ese sistema de confianza compartido con las personas cofinanciadoras, que deciden en última instancia la validez y el valor de un proyecto al apoyarlo, es paradójicamente la mayor decepción cuando la iniciativa no cumple sus promesas.

Europapress cita el caso de los presupuestos participativos en Madrid y el desfase entre la aprobación y su materialización, ya que gran número de propuestas ciudadanas tuvieron que ejecutarse en varias anualidades debido a su magnitud o complejidad e indican que “de hecho, entre 2016 y julio de 2019, de un total de 1.214 proyectos participativos, 998 no se ejecutaron, lo que supone elc 82 por ciento”, llegando al punto en que en la actualidad y según certifica el Boletín Oficial del Ayuntamiento de Madrid (BOAM), ya [se han declarado en “inviabilidad sobrevenida” los 182 proyectos](En Madrid, por ejemplo, leemos en El Diario.es ciudadanos que recibieron suficientes votos para ser aprobados durante las ediciones de los años 2016, 2017, 208 y 2019.

Bonus Track: Sin nosotras no hay democracia (feminista)

Las teorías de la modernización sugieren que el desarrollo socioeconómico fomenta la mejora en la vida de todos los ciudadanos, incluidas las mujeres, a medida que la sociedad se transforma de agraria a industrial y luego a posindustrial. Además, Inglehart, en su teoría revisada de la modernización, afirma que la modernización trae cambios socioeconómicos y culturales que resultan en una mayor igualdad de género en la política (Inglehart & Welzel, 2005). Sin embargo, las estadísticas mundiales de género no reflejan esa afirmación. En todo el mundo, las mujeres son marginales en la política, y esto es cierto independientemente del nivel de modernización económica dentro de los países. Un dato revelador es comprobar que en las 493 ciudades con más de un millón de habitantes, sólo hay 29 alcaldesas y de las 27 megaciudades que tienen más población que algunos países, ninguna estaba dirigida por mujeres hasta 2015 (United Cities and Local Governments, 2015).

Los impedimentos a la participación política de las mujeres se pueden categorizar en términos generales en tres grandes grupos: barreras socioeconómicas, políticas y socioculturales. Las barreras socioeconómicas clave identificadas comprenden las responsabilidades familiares, la falta de educación y las finanzas. En algunas ocasiones se menciona explícitamente la violencia y el acoso en torno a las actividades públicas en general y la política en particular como un problema grave, a las que se suma las actitudes negativas de los políticos varones y la falta de iniciativas de los partidos políticos para garantizar una mayor participación femenina en la organización y la jerarquía del partido, disuadiendo el acceso de las mujeres a la política.

¿Podría pues una participación descentralizada en el espacio y el tiempo, como son los presupuestos participativos y el crowdfunding, ser una brecha donde la democracia se abriera paso? Tenemos los datos de participación de mujeres en plataformas como Decidim, AhoraMadrid o Goteo para comprobarlo.

Más preguntas para la reflexión y el análisis

  • ¿Si mejoramos la divulgación de las propuestas mejoraremos la participación ciudadana?
  • ¿Debemos "reparar" nuestras democracias o reimaginarlas?
  • ¿Quiénes pueden supervisar la legitimidad de un proceso participativo?
  • ¿Es el participatory washing un mal endémico incurable o un escollo a superar?

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Si tienes experiencia o información sobre estas cuestiones que nos ayuden a entender mejor las necesidades y existencia de nuevas herramientas de empoderamiento ciudadano, ¡contáctanos! Queremos conocerte y conversar contigo. Nos encontrarás en info@platoniq.net.

Referencias

  1. https://www.nytimes.com/2022/04/18/us/participatory-budgeting-shari-davis.html
  2. A. B. Ruble, «Introduction: Globalism and Local Realities-Five Paths to the Urban Future», en M. A. Cohen (ed.), Preparing for the Urban Future, Washington, 1996, p. 1, citado por J. Molina Molina, Los presupuestos participativos. Un modelo para priorizar objetivos y gestionar eficientemente en la Administración local, Pamplona, Thomson Reuters, 2010, p. 342.
  3. Fung, Archon y Wright, Erik Olin (2003), “Thinking about empowered participatory governance”, en Archon Fun y Erik Olin Wright (editors), Deeping democracy, Londres, Verso.
  4. Frase, Nancy (1996), “Redistribución y reconocimiento: hacia una visión integrada de justicia del género”, New School for Social Research, Nueva York
  5. https://www.publicdeliberation.net/how-participatory-budgeting-can-strengthen-civil-society-political-participation/
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