Aprendizajes

Gamificación, incentivos y espacios más seguros para mejorar la democracia

01/enero/2022 por Olivier Schulbaum
Sticker del Wilder Journal #1 por Alba Feitó
Olivier Schulbaum

Olivier Schulbaum

Co-fundador de la Fundación Platoniq

Emprendedor Social, fundador de la plataforma de financiacíon colaborativa ética Goteo. Trabajo como consultor en numerosas organizaciones nacionales y extranjeras aplicando mis conocimientos y amplia experiencia en diseño y desarrollo de metodologías ágiles y herramientas open source para la innovación social digital. Desde el 2001 llevo a cabo acciones y proyectos en los que los usos sociales de las Tecnologías de la Información y la Comunicación y el trabajo en red son aplicados al fomento de la comunicación, la autoformación y la organización ciudadana. Miembro del Patronato de la fundación Ciudadana Civio.

En Platoniq interpreto las necesidades de nuestros socios teniendo en cuenta los nuevos retos sociales, las oportunidades y los paradigmas tecnológicos. Llevo a cabo proyectos desde 2001, en los que se aplican los usos sociales de las TIC y las redes distribuidas para mejorar la comunicación, la autoformación, el emprendimiento social y la organización ciudadana. Mis trabajos con Platoniq se han presentado en congresos de innovación y festivales de cultura digital y se han puesto en marcha en organizaciones como la cooperativa vasca Mondragón y en varios espacios educativos de Europa, Asia y América Latina.

4/8 Desafíos descomunales de la participación ciudadana

Desde que las sociedades entendieron que aprender es fundamental para progresar, existen los juegos con reglas. La mayoría de los juegos nacieron como reflejo de la vida real, muchas veces –no lo perdamos de vista– de la guerra. El ajedrez se enseñaba en la Edad Media para aprender estrategia militar. En los torneos de caballeros, puro entrenamiento militar, ya se utilizaban elementos de gamificación como los puntos, las medallas, los niveles y los premios, que iban desde ganar oro a las cintas de las damiselas. Pero, ¿podemos aprender con la gamificación sobre valores democráticos y sus instituciones, o sobre cómo participar en nuestra democracia?

Desafío #1: Solo nos motiva la participación cuando la democracia está amenazada

Hoy día, las plataformas digitales de participación ciudadana creadas por los gobiernos locales “representan”, de alguna manera, la democratización de la política participativa. La ciudadanía puede acceder a ellas y ser parte activa de las propuestas y decisiones de sus gobiernos. Sin embargo, la gente entra continuamente en Internet pero pocas veces accede a estas plataformas. ¿Por qué? Sencillo: la política como contenido resulta aburrida, y colaborar en asuntos públicos, bastante tedioso. Pero OJO, como artesanos innovadores democráticos que somos, no nos libramos y solemos repetir el mismo error de usar lenguajes asépticos o que resultan crípticos para la ciudadanía.

¿Y si hubiera alguna manera de dotar a estas plataformas de participación ciudadana y a nuestro glosario un carácter más lúdico y apetecible para fomentar el interés y la interacción de las usuarias con ellas? Existe y se llama gamificación.

Desde que la investigación académica, con el impulso de la jugosa industria del videojuego, descubrió los tipos de jugadores, las motivaciones intrínsecas y los disparadores psicológicos de las conductas impulsivas, la gamificación no ha dejado de crecer. Elementos de los juegos como los puntos, tablas de clasificación, niveles o recompensas van incorporándose en contextos educativos, en la gestión de recursos humanos, en la fidelización de consumidores o en el cuidado personal y la salud. Con la gamificación se busca mantener la motivación y el compromiso de las personas en actividades que no tienen un objetivo lúdico. La gamificación es especialmente bienvenida en los entornos que son vividos o percibidos mayoritariamente como muy aburridos. La participación política es uno de ellos.

Respiramos aliviados por estar en una democracia, pero solo nos motiva cuando está amenazada.

Si pensamos en los momentos en los que la acción política, formal o informal, motiva a muchas personas a involucrarse, aparece un telón de fondo de inestabilidad, injusticia, en definitiva, de alteraciones lo suficientemente llamativas para provocar emociones, ya sean positivas o negativas. A menudo, escuchamos la defensa de la política aburrida, especialmente desde el punto de vista conservador. Pero también desde la óptica progresista cuando ha estado en mayoría: cuando la política es aburrida es síntoma de que todo “marcha bien”. En todo caso, la estabilidad y la madurez democrática –tediosa, inaccesible o incomprensible para la mayoría– no tiene por qué renunciar a ser interesante y divertida.

Otra manera de aplicar la gamificación en la democracia es a través de las plataformas digitales de participación ciudadana, bastante recientes por lo que también con poco recorrido y experiencia. Estas plataformas invitan y facilitan la colaboración ciudadana en el perfeccionamiento de la gestión pública y tienen como misión co-decidir la política entre ciudadanos. Una de las plataformas más consolidadas es Decide Madrid, impulsada por el Ayuntamiento de Madrid y basada en la plataforma de código libre Cónsul que es utilizada actualmente por más de 130 instituciones o gobiernos.

Decide Madrid es una herramienta social que permite que cualquier persona de Madrid pueda dar de alta sus propuestas ciudadanas y/o apoyar las que ya existen para que se hagan realidad en pro de mejorar su ciudad y la convivencia en ella. Pero llega a ser tan fácil publicar, como olvidarse que lo has hecho. Platoniq incorpora a la facilidad de participar una mecánica para engancharse a aprender a difundir, a sumar a más personas en tu causa y sobre todo a no perder de vista tu propuesta y el proceso.

El usuario mantiene con la plataforma lo que se denomina un “involucramiento progresivo” mediante una mecánica basada en proporcionar incentivos a los participantes de forma escalonada; por un lado, invitando a superar metas, en este caso sumando apoyos de personas en la propuesta y, por otro, al alcanzar las metas, desbloqueando nuevos recursos para difundir su propuesta como sistema de logro-recompensa.

Desafío #2: Espacios de participación (más) seguros

En Platoniq, como facilitadoras, anfitrionas y co-diseñadoras de procesos de participación y co-creación, creemos que es nuestra responsabilidad fomentar espacios que sean conscientes y aborden activamente los problemas de identidad, poder, privilegio, opresión y legitimidad.

A medida que apuntamos cada vez más al desarrollo de prácticas centradas en la justicia social en las metodologías que desarrollamos y en los proyectos que diseñamos, creemos que es fundamental para nosotras responsabilizarnos, en primer lugar, del impacto que tiene nuestro trabajo y reflexionar críticamente sobre quién se ve afectado por él y cómo.

Estamos desarrollando un marco para que Platoniq evalúe sus propios proyectos y rinda cuentas de su trabajo a un conjunto de principios y prácticas. Nuestro objetivo es que las participantes se involucren sin perjuicio de su seguridad y bienestar, y que los procesos de participación se realicen de la forma más radical posible. Dado que a menudo Platoniq diseña metodologías que son implementadas por entidades socias y colaboradoras externas, también estamos desarrollando un conjunto de recursos para apoyar su planificación, implementación y evaluación.

Proponemos el diseño de formas de apoyo a la participación que se centren en los siguientes principios:

  • Sin daño: un espacio que tiene como objetivo reducir al máximo la posibilidad de que se produzca cualquier tipo de daño físico y/o psicológico para las participantes (esto puede relacionarse con provocar violencia y conflicto, desencadenar traumas o trastornos mentales, salud…)
  • Poner el foco en las experiencias de las personas marginadas en relación con el área del proyecto o sus temas
  • Apoyar la creación de espacios para las comunidades y actores marginados para que tengan un espacio en la mesa o recursos para construir sus propios espacios de colaboración y co-creación
  • Rediseñar la participación para eliminar o reducir las barreras que marginan o crean espacios exclusivos debido a las ideas normativas de los cuerpos y las capacidades.
  • Reconocer y abordar el poder social y contextual en los procesos de participación.
  • Usar lo que ya funciona (metodologías, procedimientos de las propias comunidades) y no imponer nuevos modelos cuando ya hay una buena base sobre la que construir.
Una clave para resolver los desafíos descomunales de la participación ciudadana es formar a las propias afectadas para que sean las facilitadoras de los procesos. Formar a un grupo de vecinas y vecinos de los barrios donde se interviene con perfiles diversos (edad, origen, género...) para facilitar una participación inclusiva.

Desafío #3: Hacer accesible la información sobre los derechos digitales y la privacidad de datos.

Urge crear un modelo innovador y seguro donde la ciudadanía pueda escoger el grado de cesión de uso de datos que quiera compartir con la administración pública y con terceros.

Es fundamental que la ciudadanía entienda los niveles de apertura y cesión de los datos personales importantes para la evaluación y mejora de los servicios públicos, como los servicios de salud o derechos laborales. Sin embargo, es necesario que exista una seguridad tecnológica para evitar malos usos. Las administraciones deben ser respetuosas con los datos y deben usarlos según las restricciones y el nivel de apertura que la ciudadanía ha determinado.

Por otro lado, los datos y propuestas recogidas en los procesos participativos deben ser incluidas en los planes e implementadas en las políticas y las inversiones de las administraciones y/o empresas gestoras. Nuestra participación también debe ser protegida de manipulaciones y recortes. Una vez hemos participado, debemos poder seguir el hilo del ciclo de vida de nuestras propuestas y en ningún momento los cambios políticos de gobierno deberían provocar su desaparición. ¿Cuántos Decidim y Consul(es) se han desenchufados sin remordimientos por un cambio de Gobierno?

Por otro lado, es clave que el personal técnico de los equipamientos y servicios de participación públicos integren el sistema de participación en su día a día y sean pro-activos informando a las usuarias de los servicios y proponiendo mejoras para una mayor implicación de estas.

Desafío #4: Decidim como servicio público ciudadano para la Capacitación y Mediación digital

La acogida ciudadana y la gran expectativa que han generado las plataformas digitales para la participación ciudadana de los ayuntamientos de Madrid y Barcelona -Decide y Decidim- pone de manifiesto la necesidad de potenciar esta forma de democracia directa.

Por citar un ejemplo que conocemos, la ciudad de Barcelona tiene por delante el desafío de poner en marcha un amplio Plan de Capacitación y Mediación digital para la democracia. Este Plan contempla diferentes dimensiones: una campaña de difusión para dar a conocer la plataforma Decidim a amplios sectores sociales, sesiones formativas en los equipamientos de proximidad de la ciudad para la utilización de Decidim (bibliotecas, Casals de barrio, centros cívicos, casales de gente mayor…), difusión de Decidim entre la ciudadanía organizada y el tejido social y, por último, una formación específica dirigida a la profesionalización de personas expertas en mediación y facilitación digital.

Al mismo tiempo, Barcelona está convirtiéndose en un faro para el desarrollo de infraestructuras digitales y democráticas para la participación basadas en el software libre y el conocimiento abierto. De este modo, desde Barcelona se está exportando, por un lado, un modelo y una manera de entender y organizar la participación que incorpora desde el inicio tecnologías digitales libres y sus principios democráticos como Decidim y, por el otro, un modelo de desarrollo tecnológico y de gestión de los datos digitales, plenamente garantista, que pone en el centro a la gente y su capacidad de decidir.

Decidim se ha convertido en un instrumento idóneo para generar procesos democráticos, también en espacios y proyectos municipales que requieren de espacios colectivos de deliberación y toma de decisiones conjuntas.

Proponemos evaluar y analizar Decidim como servicio público ciudadano, comparando su uso entre las ciudades que actualmente tienen incorporada esta plataforma como mecanismo de participación ciudadana digital. Analizar su potencial como modelo de participación digital a escala global.

Desde Platoniq creemos que la tecnología digital es una gran herramienta para potencial el derecho a la participación y fomentar la cultura democrática. En este sentido, colaboramos en el desarrollo y expansión de la plataforma digital Decidim y formamos parte de proyectos de participación ciudadana como Open Heritage, un proyecto europeo que investiga cómo gestionar el patrimonio cultural que va desde edificios a barrios o zonas con valor arqueológico o arquitectónico, mediante procesos participativos, tanto a nivel presencial como digital.

Asimismo, desde el proyecto Coincidim, estamos trabajando para transformar la plataforma en un espacio donde se garantice el derecho a la información, acceso y participación en el ámbito de los suministros básicos, convirtiéndola en una herramienta de vigilancia y presión ciudadana para garantizar los derechos fundamentales.

No obstante, somos conscientes de que las desigualdades sociales se reproducen y propagan a través de la esfera digital. Por ello, y para incluirnos a todas, creemos imprescindible considerar la brecha digital en cualquier proceso de transición digital.

Este texto fue escrito originalmente en español para el festival "Frena la Curva", como parte de un proceso de reflexión colectiva de varias personas involucradas en organizaciones de innovación democrática y laboratorios de innovación ciudadana.

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